EL PIÑERO: La luna, en cuarto creciente comenzaba a bañar con...

La luna, en cuarto creciente comenzaba a bañar con su luz la noche, un zorro sentado en el teso de la Cantera disfrutaba de aquella estampa.
La silueta de la espadaña de la Iglesia sobre salía de las demás edificaciones del pueblo, el raposo se relamió al recordar aquellas historias que le contaran sus abuelos, que dando una vuelta en las cercanías de las casas siempre se podían encontrar alguna gallina despistada que picoteando aquí y allá se alejo de su corral y al llegar la noche tenia que buscar cobijo para dormir, el fino olfato de la alimaña descubría el escondite del ave, tomándola en sus fauces corría asta su madriguera para compartir la caza con su prole.
Desde allí pudo aprecias el vuelo de una lechuza que salio de un caseto de entre los álamos y bolo asta los pinos del teso cercano, estimo oportuno aullar para reafirmar su territorio y comenzó su cacería para mitigar su apetito.
En las calles del pueblo el silencio era absoluto, la luna proseguía su camino para en fechas cercanas llenar, y con su luz volver de plata las lágrimas de una madre que año tras años nos recuerda el sufrimiento de su hijo.