La Luna en cuarto creciente, situada hacia el Suroeste, parecía sentirse un poco avergonzada del viento fresco que del Noroeste permitía ella que llegara.
A eso de las doce de la noche un fluido pelegrinar de coches por el camino del Barrero y los que lo hacían caminando por la calle del Barrio Nuevo fueron aglomerándose en los alrededores del coso taurino, con esta gran afluencia en tres cuartos de hora se llego a cubrir más de media entrada del aforo de la Coqueta.
Los que no pensaban bajarse al ruedo ataviados con chaqueta o cazadora, y los que no la llevaron se arrepintieron de ello, cariñosamente alguno recordaba como su esposa menos aficionada al festejo, le puso en las manos la prenda de abrigo.
En los cajones del viejo Avía, dos hermosos novillos sin llegar a ser, soberbios, muy bravos.
El primero en saltar al ruedo “No regado” un ejemplar negro, corni gacho acucharado, muy hondo de hechuras, con mucho aguante.
El segundo de menos tipo, negro, corni delantero.
Al ser bravos y nobles los aficionados recortadores, entre los cuales se encontraba el campeón de España de esta modalidad, deleitaron al público asistente de buenos momentos y se pasaron muy cerca a los astados.
Al estar reseco el albero, en los lances de la lidia se levantaba… se re, generoso diciendo, algo de polvo, el cual desaparecía en unos instantes empujado por el viento para perderse en la oscuridad de las choperas del molino Malcote.
No fue largo el festejo, pero fue intenso, el público salió contento.
En no muchos minutos el Barrio Nuevo quedo en silencio y cerca del Talanda solo se escuchaba la suave canción de sus aguas.
A eso de las doce de la noche un fluido pelegrinar de coches por el camino del Barrero y los que lo hacían caminando por la calle del Barrio Nuevo fueron aglomerándose en los alrededores del coso taurino, con esta gran afluencia en tres cuartos de hora se llego a cubrir más de media entrada del aforo de la Coqueta.
Los que no pensaban bajarse al ruedo ataviados con chaqueta o cazadora, y los que no la llevaron se arrepintieron de ello, cariñosamente alguno recordaba como su esposa menos aficionada al festejo, le puso en las manos la prenda de abrigo.
En los cajones del viejo Avía, dos hermosos novillos sin llegar a ser, soberbios, muy bravos.
El primero en saltar al ruedo “No regado” un ejemplar negro, corni gacho acucharado, muy hondo de hechuras, con mucho aguante.
El segundo de menos tipo, negro, corni delantero.
Al ser bravos y nobles los aficionados recortadores, entre los cuales se encontraba el campeón de España de esta modalidad, deleitaron al público asistente de buenos momentos y se pasaron muy cerca a los astados.
Al estar reseco el albero, en los lances de la lidia se levantaba… se re, generoso diciendo, algo de polvo, el cual desaparecía en unos instantes empujado por el viento para perderse en la oscuridad de las choperas del molino Malcote.
No fue largo el festejo, pero fue intenso, el público salió contento.
En no muchos minutos el Barrio Nuevo quedo en silencio y cerca del Talanda solo se escuchaba la suave canción de sus aguas.