EL PIÑERO: Día de los difuntos....

Día de los difuntos.
La noche se olvida de que existe la luna cuando los nubarrones cubren todo el cielo y la oscuridad lo envuelve todo.
El viento que al recorrer los campos roza con los lindones, doblega con su fuerza los chopos de las laderas y en el teso donde solo queda el nombre de aquel antiguo molino, silba al chocar contra las aspas descarnadas del estático y fantasmagórico edificio.
La noche aumenta la oscuridad dejando sentir la sombra de aquel que existió, solo en la absoluta oscuridad se hace sonora su presencia, cuando en las aspas gime el viento.
En la oscuridad, entre zarzas y maleza se escuchan los lamentos de las ánimas perdidas, en el rodillo de Pelos Tuertos.
El viento se arremolina al encontrarse las paredes del cementerio, recorre el campo santo y al pasar entre las tumbas se forman los fuegos de Santelmo.
Cuando cesa el viento,
todo es silencio.
Silencio sepulcral,
entre los sepulcros.
Sepulcros repletos de huesos,
que no gimen,
ni se lamentan.
Solo guardan silencio.
Cuando azuce el viento,
crujirá la puerta,
sujeta con una cuerda,
para que nadie pase.
Entre los barrotes,
pasara el viento.
Haciendo crujir la puerta.
Rompiendo el silencio,
sin molestar a los muertos.
Ellos ya no escuchan.
Ellos, están en silencio.
En silencio para siempre.
Para siempre, silencio eterno.