EL PAÑUELO DE SEDA (Tercera y última parte)
Verita, abrió unos ojos como platos, apretaba un poco los dientes, luego pregunto: ¿Qué podre hacer con la varita mágica?
El hada tomando una varita que tenia sobre la hierba, se la dio a la niña y le dijo: mira, esta varita es muy especial, solo puedes pedirle un deseo, que ella te concederá. Como solo es un deseo, debes pensártelo bien, una vez te decidas que deseo le pedirás lo escribes en un papel, el papelito lo enrollas en la y la vara y la entierras en un sitio secreto y querido por ti.
Ahora vete para casa, guarda la varita hasta que decidas lo que le vas a pedir y no le cuentes a nadie que me has visto.
La niña con su varita en la mano se despidió del hada y camino hasta el pueblo.
Iba pensando en que deseo pedir, pediré golosinas, o sería mejor que pudiera cazar un pajarillo de esos que tienen tan bonito trinar cuando pasó por la alameda, pediré una bicicleta, porque la que tengo es algo pequeña. Mirava de un lado a otro preocupada por decidirse por algo, y si pido algo para mi mamá, o quizás lo que más falta nos hace… es algo para que mi hermana mayor haga los deberes, así podrá descansar mi papá.
Todas las ideas le pasaban por la cabeza y le parecían cada cual mejor.
Ante la duda decidió preguntarle a su abuelita, que siempre savia de todo.
Días después que fue su abuela a casa a verlas, Vera la llamo a parte y le pregunto, Qué sería el mejor deseo que podía pedir a la vida.
La abuela, parándose a pensar un segundo le dijo: Lo mejor que puedes pedir es “FELICIDAD” Unos días después, Vera enterró su varita y en la vida la niña tubo mucha felicidad.
FIN
Verita, abrió unos ojos como platos, apretaba un poco los dientes, luego pregunto: ¿Qué podre hacer con la varita mágica?
El hada tomando una varita que tenia sobre la hierba, se la dio a la niña y le dijo: mira, esta varita es muy especial, solo puedes pedirle un deseo, que ella te concederá. Como solo es un deseo, debes pensártelo bien, una vez te decidas que deseo le pedirás lo escribes en un papel, el papelito lo enrollas en la y la vara y la entierras en un sitio secreto y querido por ti.
Ahora vete para casa, guarda la varita hasta que decidas lo que le vas a pedir y no le cuentes a nadie que me has visto.
La niña con su varita en la mano se despidió del hada y camino hasta el pueblo.
Iba pensando en que deseo pedir, pediré golosinas, o sería mejor que pudiera cazar un pajarillo de esos que tienen tan bonito trinar cuando pasó por la alameda, pediré una bicicleta, porque la que tengo es algo pequeña. Mirava de un lado a otro preocupada por decidirse por algo, y si pido algo para mi mamá, o quizás lo que más falta nos hace… es algo para que mi hermana mayor haga los deberes, así podrá descansar mi papá.
Todas las ideas le pasaban por la cabeza y le parecían cada cual mejor.
Ante la duda decidió preguntarle a su abuelita, que siempre savia de todo.
Días después que fue su abuela a casa a verlas, Vera la llamo a parte y le pregunto, Qué sería el mejor deseo que podía pedir a la vida.
La abuela, parándose a pensar un segundo le dijo: Lo mejor que puedes pedir es “FELICIDAD” Unos días después, Vera enterró su varita y en la vida la niña tubo mucha felicidad.
FIN