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El sol sigue.
Día tras día con su ímpetu y en los campos reina el silencio, algún vilano con su vuelo bajo, seguirá la senda por donde corrieron los morlacos, jóvenes y encastados toros que fueron protagonistas de un encierro donde demostraron su raza y bravura, también quedo constancia del poder de las maquinas, muchos miles de caballos a vapor, que camparon a sus anchas por los alrededores de su majestad el Monrruelo, testigo imperturbable de lo que sucede en sus proximidades desde miles y miles de años.
Uno de los toros, se recreo en un bonito paseo, dejando atrás la Gavia Honda, quiso contemplar la bella estampa de este pueblo desde la Cantera, y buscar la frescura de las Gadañas, donde fue finiquitado el encierro de las fiestas de la Magdalena del año dos mil dieciséis.
Quedando emocionalmente todos invitados para el del año que viene.
“Aprovecho la ocasión para comentar que si alguien, vecino o visitante del pueblo no ha dedicado barios minutos a contemplar las casas y la iglesia y el paisaje que se ofrece desde el teso de la Cantera que no pierda la ocasión, igualmente bello es el mismo paisaje pero desde detrás de la Iglesia”
Llegado a este punto desearle a todos salud, suerte y que el año que vienes…. Como dice el cantar, volvamos a ver, correr, los toritos por el arenal.
Día tras día con su ímpetu y en los campos reina el silencio, algún vilano con su vuelo bajo, seguirá la senda por donde corrieron los morlacos, jóvenes y encastados toros que fueron protagonistas de un encierro donde demostraron su raza y bravura, también quedo constancia del poder de las maquinas, muchos miles de caballos a vapor, que camparon a sus anchas por los alrededores de su majestad el Monrruelo, testigo imperturbable de lo que sucede en sus proximidades desde miles y miles de años.
Uno de los toros, se recreo en un bonito paseo, dejando atrás la Gavia Honda, quiso contemplar la bella estampa de este pueblo desde la Cantera, y buscar la frescura de las Gadañas, donde fue finiquitado el encierro de las fiestas de la Magdalena del año dos mil dieciséis.
Quedando emocionalmente todos invitados para el del año que viene.
“Aprovecho la ocasión para comentar que si alguien, vecino o visitante del pueblo no ha dedicado barios minutos a contemplar las casas y la iglesia y el paisaje que se ofrece desde el teso de la Cantera que no pierda la ocasión, igualmente bello es el mismo paisaje pero desde detrás de la Iglesia”
Llegado a este punto desearle a todos salud, suerte y que el año que vienes…. Como dice el cantar, volvamos a ver, correr, los toritos por el arenal.