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EL PIÑERO: En nuestra infancia las tormentas nos aterrorizaban....

En nuestra infancia las tormentas nos aterrorizaban. Creíamos firmente que el cielo se caería en pedacitos y que todo acabaría en llamas.

Aún nos siguen sobrecogiendo pero las acogemos con cierta alegría sabiendo el alivio que nos trae cuando los días de calor se suceden, y solo ellas son capaces de romper esa monotonía que nos impone el verano con su poderío, en forma de elevadas temperaturas.

El olor a tierra mojada es un placer que todos hemos experimentado y en esta época lo percibimos con más intensidad que en cualquier otra.

Las tormentas de verano son de esas cosas, tan típicas del estío, que cuando no se dan, las echamos en falta.

Saludos para todo el foro.