EL PIÑERO: Las recias puertas se cerraron, al salir el último...

Las recias puertas se cerraron, al salir el último en rendir homenaje a sus difuntos, luego todo quedó en silencio. El sol ya se había ocultado y hacía frío, el viento rozaba los pétalos de las flores que sobre las tumbas habían dejado. Después del crepúsculo vino la noche, una noche oscura, quizás más oscura que otras, y más silenciosa. A eso de la medianoche, algunas losas que tapaban las tumbas se levantaron. Saliendo maltrechos y esqueléticos muertos, cargados con sus culpas, deambularon por el recinto del cementerio. Sin mirarse unos a otros, seguro que pensaron. Mira, ahí va otro que pasó el día de los Santos, sin ser izado a los cielos. Bagaran un año más por este camposanto. En este ir y venir pasarán unas horas y mucho antes que él lucero del alba asome, volverán atormentados a sus tumbas. Seguido, se escuchará el sonido del rechinar de las losas cerrándose, hasta la noche de animas.