EL PIÑERO: Habían llegado al mundo, unos minutos antes, ahora...

Habían llegado al mundo, unos minutos antes, ahora se encontraba hozando, en las hermosas ubres, de su mamá cerda. ella tumbada unas veces gruñía, otras vez alumbraba, un lechóncillo más. Pasadas unas dos horas, eran once tostóncillos, los que armónicamente, cada uno, tiraba de una de las cálidas tetas, de aquella cerda. Pasaron unos cuántos días, todos allí juntos, llenos de gruñidos y alegría. Esté, él primero de aquella hermosa camada, fue destinado para ir a vivir a una buena casa, lo metieron en un chiquero con dos pilas, una con agua fresca, en la otra, le echaron harina de trigo y cebada, qué buenas siestás dormia, en las noches, cómo roncaba. Recuerdo, que un día, le dieron de comer aquello, que unas mozas guisaron, para ir de merienda. Si lo hubieran visto ustedes, al cerdito, cómo se comió la tarta, que las mozas prepararon. De poco valió, que la Guardia Civil investigará. El cerdo no quedo nada, de aquello que alguien, robo a las mozas. Después, de ser comido, se pegó otra buena siesta. En las tardes de verano, en estas buena casa, le echaban también al cerdo, sandías y calabazas, qué buenos días pasaba tumbado, qué buenas se estaba poniendo sus nalgas. En esto llegó el otoño, con ligeras heladas por las mañanas. Qué buenas está la harina, de trigo y la de cebada. Pasó el día de los Santos, en la cocina hacen el membrillo las amas. Llegó el día de San Martín, ya son más fuertes las heladas, en la cochinera, el cerdo está hermoso, buenos lomos, mejores nalgas. Por eso una mañana... es día de Matanzas, para el cerdo llegó su San Martín, para la gente, es día de esperanza, tener comida para todo el invierno. Salud para la siguiente matanza.