EL PIÑERO: El cielo gris dejaba desprender los primeros copos...

El cielo gris dejaba desprender los primeros copos de nieve, las hojas del sendero estaban con resignación a la espera de lo que hiciera aquella tarde fría. Dentro de la choza, donde terminaba aquel exiguo camino, un niño miraba con asombro como caían aquellos tenues copos, los recibía con una sonrisa, y dirigiéndose a su perro y fiel compañero le decía, anda, qué suerte tenemos estas Navidade, tenemos un trozo pan en el cajón, podremos cenar y mañana aremos un muñeco de nieve. A la par que decía esto el niño acaricia va la cabeza de aquel perro mestizo de pelo largo. El can, miraba con un halo de tristeza y amor hacia su dueño. Los copos perezosamente iban cubriendo el sendero. La tarde se estaba llegando a su fin y fuera apenas se veia. El niño hecho una brazada de leña en la chimenea y volvió, a acariciar al animal. Alguien llamo a la puerta, él, al abrir, vio un hombre de aspecto descuidado llevando una mula de la mano, la cual cargaba con unas alforjas vacías. El hombre le dijo al niño. -He pedido posada en el pueblo y por no tener dinero nadie me la ha dado. El niño con naturalidad le dijo. No se preocupe, aquí puede pasar la noche, y la mula la llevaremos a la parte de atrás, hay una tenada donde estara cobijada de la nieve, y del frío viento, también hay unos haces de heno seco y podrá cenar esa caballería. El hombre con voz amable le dijo. -Muchas gracias, que Dios te lo pague. El niño miro a aquel hombre mal vestido y caminando hacia la parte de a atrás de la choza para dejar la mula en el cobertizo le dijo. -Usted ha venido perdido por aquí. Pero Dios tiene demasiadas ocupaciones, y no se acerca por estos sitios.... “Primera parte“