EL PIÑERO: Dios tiene demasiadas ocupaciones y no se acerca por...

Dios tiene demasiadas ocupaciones y no se acerca por estos sitios. No digas eso, dijo el recién llegado. El niño mientras le echaba un haz de hierba seca a la mula, seguía diciendo. Si yo lo entiendo, teniendo tanto que hacer, tendrá buen apetito, y yo cuando por suerte tengo algo para comer, suele ser un mendrugo de pan sin nada más. Después de dejar la mula comiendo la hierba, los dos y el perro, fueron hacia la cocina, allí en el hogar ardían unos troncos en la lumbre, el hombre que traía las alforjas al hombro, las dejo en un lado, y se puso al calor de la candela, el niño sacando el trozo de pan que tenía en el cajón de una vieja mesa, lo dividió en tres trozos similares, uno se lo dio al forastero, otro a su perro y el otro comenzó a comérselo con muchas ganas. Después de aquella cena, cada uno busco en aquel habitáculo donde descansar. Por la mañana al despertarse el niño, ya no estaba el forastero, las alforjas allí se hallaban, pero a diferencia de la noche anterior que estaban vacías, ahora se encontraban llenas de cosas de comer. Miro por la ventana y vio que el hombre que le pidió posada por la noche se marchaba con la mula por el sendero, él cogió las alforjas y se fue en su búsqueda, para dárselas. Señor, señor, se olvida sus alforjas. El hombre volviéndose le dijo. No se me olvidan, las he dejado para ti. El niño lo miro y le dijo. Están llenas, que he de hacer con ellas. Tú supiste compartir conmigo tú único mendrugo de pan, solo a las personas como tú, se le puede dar unas alforjas llenas, siempre sabrán compartirlas. Fin. (Desearle a la gente de El Piñero, Feliz Navidad)