Nos recluimos en nuestros hogares, cuando la naturaleza comenzaba a despertar del letargo del invierno. Ya hemos salido y nos hemos encontrado con una vegetación exhuberante y no nos ha dado tiempo para asimilar tanta hermosura. Fue quizás la rama de un árbol, caída a las aguas que de pronto emergía y rápidamente se sumergia y desaparecía, lo que confundió al senderista, que mucho de su tiempo había dedicado a mirar las nobes y encontrar en sus capichosas formas multitud de imaginarios animales.
Esta vez fue un cocodrilo que yo no dudo que él lo viera, pero si se rastrea en su búsqueda, y nada se encuentra, si que podemos dudar de su existencia en esas aguas.
Saludos y salud para todo el foro.
Esta vez fue un cocodrilo que yo no dudo que él lo viera, pero si se rastrea en su búsqueda, y nada se encuentra, si que podemos dudar de su existencia en esas aguas.
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