EL PIÑERO: Estupendo, como siempre.

El lirón careto, permanecía hecho un ovillo en el hueco de la vieja encina, que naciera 200 años antes en la Raya Gema, no se movía, sabía que los campos se estaban vistiendo de un manto blanco. En las faldas del Monrruelo, en un pino grande y esbelto, un águila joven que nació en primavera, cuando la cebada tomaba el color amanzanado, contemplaba como en la noche de ventisca, los campos se volvían de color blanco virginal. En una cavidad en el tronco del almendro que germinó 90 años antes entre tejas y restos de la edificación que albergaba los monjes en la loma cercana a la Arroyo los Cantos el autillo permanecía al abrigo de la noche invernal, no salió de su escondite ni cuando una rama del pino cercano crujió por el peso de la nieve. Un zorro que merodeaba por el Arenal, ante la ventisca volvió a su zarzal, entre las choperas de los prados de abajo. Aquella noche de ventisca todavía la recuerdan. Esta noche de luna llena no saldrán de sus cobijos, ellos saben que es luna de lobos. Alguien puede pensar en el rey de los cánidos, pero no hablamos de ellos. Dejemos volar la imaginación intuyendo por los caminos en el campo y en calles de El Piñero, seres de otros tiempos, mitad hombre mitad lobos. y al escuchar sus aullidos los demás animales, nos se atreverán a deambular en la noche, ni el zorro, ni el autillo, y menos el liron careto. nNunca se sabrá si está Luna tiene alguna relación con gente del pueblo. Sin pensar en nadie, cuando esta noche mirén la Luna, sentirán un escalofrío en el cuerpo. "Es luna de lobos"

Estupendo, como siempre.