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Hoy 5 de octubre, se conmemora el Día Mundial de los Docentes. Es importante mirar atrás en la historia reciente de nuestro país, para comprender el gran esfuerzo de muchas personas que lucharon por una calidad de enseñanza digna.

La II República se centró en la escuela pública, laica, obligatoria y sin separación por sexos. La solidaridad formaba parte de una metodología básica en su sistema.

El más urgente planteamiento en este campo, fue la creación paulatina de 27.000 colegios repartidos por toda la geografía española. Mientras se organizaba el asunto y los lugares propicios para ello, algunos ayuntamientos ponían a disposición espacios concretos donde poder dar clases a niños y también para adultos.

Existía personal que desempeñaron una gran labor y prestaban sus servicios desde sus propios hogares con subvención municipal o gratuitamente; incluso en salas anexas a cementerios, u otros curiosos lugares se disponían aulas provisionales.

Ante todo este despliegue, el objetivo era muy claro: La educación tenía que llegar a todas las personas y a todos los lugares.

Tras el golpe de estado militar de 1936, uno de los objetivos más demoledores era la ejecución de maestros y maestras. Fusilaron a miles de personas relacionadas con la educación, cultura y medios divulgativos.

Los cobardes siempre han temido que el arma más poderosa de destrucción sea la educación, por ello han preferido un pueblo inculto, desvalido y sin formación; de esta forma su manipulación resultaba más fácil y la sumisión era plena.

La purga educacional y cultural comenzaba con una depuración que potenciaba la eliminación de la escuela republicana, acababa con la coeducación, el laicismo, clases mixtas, democracia en la enseñanza, y disipaba toda mejora pedagógica.

Lamentablemente se hicieron con los hilos de la enseñanza, vetaron libros y temarios. La verdad era modificada y los silencios tomaban formas. La religión era una imposición, y los mandamientos se regían a base de rezos, brazos alzados y mucho miedo.

HONOR, DIGNIDAD Y JUSTICIA, merecen todas las personas que perdieron su vida por dedicarse a la docencia. El olvido no puede tener cabida. El reconocimiento a la memoria de todos ellos, estará vivo por siempre.

Gloria VS. (Artículo copiado)