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EL PIÑERO: El tañir de las campanas a media tarde anunciaba a...

El tañir de las campanas a media tarde anunciaba a las gentes del pueblo que alguien había muerto. Aquel hombre sentado en su puerta mientras contemplaba al fondo las amarillentas hojas de los chopos y mordisquea el cigarrillo de picadura pensó... Mañana iré hacerle la hoya. El sol no rallaba el horizonte y con timidez algún lucero se despedía, cuando azadón y pala al hombro, cigarro de picaduras en los labios, el sepulturero abría las puertas del cementerio, el crujido seco y tetrico de los canceles se escuchó a modo de saludo para las sepulturas silenciosas y frias, de flores marchitas. Golpes de azadon sobre la tierra, que permaneció esperando el momento de ser abierta para que las gentes con lágrimas en los ojos y nudo en la garganta, depositen el ataúd que será custodiado por pesada losa y corona de flores que en los días siguientes quedarán marchitas.