El último visitante de aquel campo santo cerró la puerta cuando la noche llegaba con sigilo. Las tumbas en su mayoría repletas de flores, sabían que esa noche sería larga y triste. Cuando la oscuridad lo llenará todo saldrían de entre las losas almas penando, por qué los ángeles del cielo no extendieron su mano hacia ellas. Noche de almas vagando entre las sepulturas, sin llegar a ninguna parte y sin rebasar las paredes del cementerio. El último visitante camina hacia el pueblo, atrás quedan los muertos.