La luna llena al rebasar el horizonte, parece ser acariciada por las encinas del Hondajo y los pinos de Valdedueñas Sigue ascendiendo en el firmamento para dar luz a la noche y se pueda contemplar la imagen de Cristo crucificado. Esos rayos de luna que brillan en el rostro y cuerpo sudoroso y en sangrentado por el sufrimiento de ser clavado en la cruz. De fondo se escucha el ronco sonido del madero convertido en su día por las manos del carpintero en Carracón. De rodillas en el suelo llora tu madre, María Magdalena enjuga la sangre que rebota de tus pies con el cabello. La Luna sigue su curso, lo mismo que el lento caminar del paso en procesión. El sonido del Carracón llena las calles.