Hace cincuenta años, alguien hubiera dicho. Como hoy no tenemos que trillar, pues por la tarde estaría el balago lento. Con sol radiante y viento fresco la gente se dirigía a la zona del verdugal. En el llano donde se soltarían los novillos, sito en el pago de la Peguera ya estaba formada una circunferencia no perfecta pero de muy buen trazo. Con coches de todas las clases y caballajes a ellos unidos motos quads y las bestias montadas por su jinetes. Con una visión global, se podía decir que había menos vehículos que otros años. Opinión engañosa pues la mayoría de los coches esperaban tranquilos y agazapados. Como decía María del Monte. (A la sombra de los pinos) Una imagen más que de nuestra Castilla, del camino al Rocío. Era algo más de las diez, un vendedor ofrecía al personal, agua, fanta, coca-colas, cerveza, todas ellas frescas quedaba gusto verlas en el cubo. Después de un buen desayuno, cada uno en su casa, nadie se interesó por el vendedor. Alguien le aconsejó que esperara a las doce de la mañana.