En este día de otoño. Estando detrás del cristal, veo como cae la lluvia. Pienso que sería de aquel amapola, que en los primeros días de junio estaba frondosa, en aquel lindón de al lado del camino el Bayonal con cinco o seis flores rojas. Y a aquel gorrióncillo, que prematuramente saltó de su nido y se refugió en las espineras de al lado de la calle de detrás de la iglesia. Que habrá sido del. En que tenada pasará las noches y un día como hoy. Recuerdo una mañana a últimos de mayo, un zorrillo que contaría un mes y medio. Se escondió en su madriguera al verme pasar por el camino de las Carretas. Quizás en los días fríos del invierno subido en una peña con su hermoso pelaje, aullará a la luna llena...