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EL PIÑERO: Como de costumbre, precioso viento del.

Qué sentirán las aguas del Montoya, cuando bajan de los prados de arriba. Pasan entre huertos, hasta llegar a la pradera. Luego, cruzan por debajo del puente, y escuchan el eco de su canción. Para adentrarse entre los chopos, álamos y olmos, que contemplan el paso del agua. Le dan sombra y frescura. Seguirán despacio, hasta algo asustadizas. Para perderse en el río. Quizás vayan juntas diciendo, que a gusto vamos. En el silencio de la noche se abandonan y sueñan. Desean volver a sentir, lo que sintieron. Al pasar, por debajo del puente. Cuando sentían que acariciaban los juncos. La suavidad con la que caían sobre ellas, las hojas de los álamos, chopos y olmos. Quisieran volver a sentir aquello. Por eso tienen que llorar, después del sueño.

Como de costumbre, precioso viento del.