Hace unos días dejó este mundo el último y el eterno maletilla. Sus casi cien años no le permitían ir a las capeas, su mente no dejó de estar en ellas, soñando los muletazos quedaría. Tomó su último viaje con la muleta al hombro, y el ánimo desenfadado. "Descanse en Paz" Allá en el Reino de los Cielos, de los toreros. Sonó un golpe de timbal, los clarines rasgaron el silencio. Los maletillas que alcanzaron la gloria se pusieron firmes haciendo un pasillo para que entrara el más legendario y longevo de aquellos románticos tiempos. Aquellos que vistieron de oro y plata antes de su partida, se desmonteraron en señal de respeto. Algunos de ellos, que compartieron caminos, capeas y algún chusco de pan, se acercaron a saludarlo. Después lo izaron en hombros, para que en hombros entrara en el cielo de los toreros.