¡Cuantas tardes de domingo!, cuando eramos pequeñas, ibamos a merendar a la "Burila", estaba cerca del pueblo, nos podían vigilar, había sitio para jugar
y el agua era rica y fresca. Ahora que no existe y muchos de vosotros tal vez
ni hayais oido hablar de ella, la recuerdo con mucha nostalgia, una piedra cuadrada, blanca y del centro manaba un chorrito de agua fresca y fina que daba gusto beber, era una de esas maravillas de la naturaleza de El Piñero, que ha quedadp en mi recuerdo, no se si secó el manantial o por que desapareció, pero en mi memoria sigue muy presente la Burila de mi niñez.
y el agua era rica y fresca. Ahora que no existe y muchos de vosotros tal vez
ni hayais oido hablar de ella, la recuerdo con mucha nostalgia, una piedra cuadrada, blanca y del centro manaba un chorrito de agua fresca y fina que daba gusto beber, era una de esas maravillas de la naturaleza de El Piñero, que ha quedadp en mi recuerdo, no se si secó el manantial o por que desapareció, pero en mi memoria sigue muy presente la Burila de mi niñez.