A mí se me pone la carne de gallina recordando las voces de los hombres. Cuando cantaban retemblaban las paredes, aquello era asombroso: Perdona a tu pueblo, Señor, perdona a tu pueblo, perdónalo Señor.
No estés eternamente enojado, perdónalo Señor !
¿Alguien se acuerda de los nombres de esas voces inmejorables?
Saludos.
No estés eternamente enojado, perdónalo Señor !
¿Alguien se acuerda de los nombres de esas voces inmejorables?
Saludos.