. A. Casquero
«Lava, lava, tiende, tiende, la ropita debajo del
puente» al unísono cantaban a primera hora de ayer un grupo de mujeres de
Fuente Encalada. En este
pueblo no hay puente, pero la canción inundaba los prados cercanos de los
lavaderos junto a la fontana de la
fragua donde el verde pavimento de la campiña cercana servía de nuevo, como hasta hace unas décadas, para tender las prendas al sol. Unas sábanas más blancas y relucientes, mandiles o delantales, camisas, pantalones y, cómo no,
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