S. RAMOS, Corrales
El color naranja, vibrante y vital, destacaba ayer en la segunda marcha que organizaba la Asociación Zamorana de Amigos del Sáhara y que partía desde el paraje de «El Plantío» hasta Fuentelcarnero. Algo más de dos kilómetros en los que los participantes se sintieron muy cómodos gracias a la pequeña tormenta descargada poco antes y que atemperó el bochorno ambiental de la calurosa tarde veraniega. Dabha, Salamu, Amín, Dalima, Ahmed, Mohamed, Balil o Eguia marchaban junto a sus familias de acogida, amigos y ciudadanos que mostraron de esta manera su apoyo a la Asociación. Por dos euros el personal inscrito era obsequiado con una camiseta y una mochila, ambas naranjas, que le servía para vestirse y para transportar los enseres necesarios hasta el anejo de Corrales, donde se realizaba el avituallamiento y ya de vuelta a «El Plantío» el Ayuntamiento ofrecía una parrillada a base de panceta, cabecero y chorizo, un menú de cerdo prohibido por la religión musulmana de los Sáharauis, quienes degustaron salchichas y hamburguesas de pollo.
Hasta el día 28, cuando concluye la estancia de los niños Sáharauis que han participado del programa «Vacaciones en paz», los pequeños, quince de ellos nuevos este año, tendrán la oportunidad de seguir conociendo unas costumbres diferentes a la suyas y lo más importante, aprovechar la oportunidad única que le brindan este tipo de programas para salir del campo de refugiados donde viven en el exilio desde hace 34 años.
En el Sáhara argelino se llegan a alcanzar temperaturas superiores a los 50 grados en verano, lo que agrava la escasez de agua y la pobreza de los campos refugiados. Otra de las oportunidades y recomendaciones que se hacen a las familias de acogida es la asistencia al pediatra, quien tras el reconocimiento hace una evaluación del estado de salud del pequeño. Precisamente cuatro niños llegados a Zamora han sido diagnosticados de problemas de tiroides, una dolencia «agravada por la falta de yodo, porque allí no comen pescado». Dolencias cardiacas o hepatitis han sido detectadas también por los facultativos gracias a los reconocimientos asociados al programa de «Vacaciones en paz». Hasta Zamora han llegado este verano 33 niños para convivir con sus familias de acogida en diferentes zonas de la provincia, explicaba la presidenta de la Asociación Inés Prieto Bragado, quien aprovechaba la ocasión para reconocer públicamente la solidaridad y colaboración tanto de las empresas que apoyan la marcha como especialmente al Ayuntamiento de Corrales que por segundo año «nos ha ofrecido la campa donde disfrutar de un día de convivencia y ha aportado la comida para cerca de 250 personas».
El color naranja, vibrante y vital, destacaba ayer en la segunda marcha que organizaba la Asociación Zamorana de Amigos del Sáhara y que partía desde el paraje de «El Plantío» hasta Fuentelcarnero. Algo más de dos kilómetros en los que los participantes se sintieron muy cómodos gracias a la pequeña tormenta descargada poco antes y que atemperó el bochorno ambiental de la calurosa tarde veraniega. Dabha, Salamu, Amín, Dalima, Ahmed, Mohamed, Balil o Eguia marchaban junto a sus familias de acogida, amigos y ciudadanos que mostraron de esta manera su apoyo a la Asociación. Por dos euros el personal inscrito era obsequiado con una camiseta y una mochila, ambas naranjas, que le servía para vestirse y para transportar los enseres necesarios hasta el anejo de Corrales, donde se realizaba el avituallamiento y ya de vuelta a «El Plantío» el Ayuntamiento ofrecía una parrillada a base de panceta, cabecero y chorizo, un menú de cerdo prohibido por la religión musulmana de los Sáharauis, quienes degustaron salchichas y hamburguesas de pollo.
Hasta el día 28, cuando concluye la estancia de los niños Sáharauis que han participado del programa «Vacaciones en paz», los pequeños, quince de ellos nuevos este año, tendrán la oportunidad de seguir conociendo unas costumbres diferentes a la suyas y lo más importante, aprovechar la oportunidad única que le brindan este tipo de programas para salir del campo de refugiados donde viven en el exilio desde hace 34 años.
En el Sáhara argelino se llegan a alcanzar temperaturas superiores a los 50 grados en verano, lo que agrava la escasez de agua y la pobreza de los campos refugiados. Otra de las oportunidades y recomendaciones que se hacen a las familias de acogida es la asistencia al pediatra, quien tras el reconocimiento hace una evaluación del estado de salud del pequeño. Precisamente cuatro niños llegados a Zamora han sido diagnosticados de problemas de tiroides, una dolencia «agravada por la falta de yodo, porque allí no comen pescado». Dolencias cardiacas o hepatitis han sido detectadas también por los facultativos gracias a los reconocimientos asociados al programa de «Vacaciones en paz». Hasta Zamora han llegado este verano 33 niños para convivir con sus familias de acogida en diferentes zonas de la provincia, explicaba la presidenta de la Asociación Inés Prieto Bragado, quien aprovechaba la ocasión para reconocer públicamente la solidaridad y colaboración tanto de las empresas que apoyan la marcha como especialmente al Ayuntamiento de Corrales que por segundo año «nos ha ofrecido la campa donde disfrutar de un día de convivencia y ha aportado la comida para cerca de 250 personas».