El personal sanitario del Centro de Salud de Fuentesaúco debió entregarse a fondo entre las 3,15 y las 5.00 horas de la mañana de ayer por cuanto que todas las cogidas ocurrieron en el breve plazo de veinte minutos, en la zona de la plaza mayor. Además, fueron ocasionadas por el mismo toro, que arreó con fiereza contra una merina y empitonó a quienes no pudieron escapar de sus puntazos en medio de una escena taurina de alto voltaje y riesgo.
Según el parte ofrecido por el Jefe de Servicio de las Asistencia del Centro de Salud de Fuentesaúco el primer en llegar, a las 3,15 horas fue un varón de 43 años, natural de Bilbao, que presentaba una herida penetrante en el abdomen. Fue rápidamente trasladado en ambulancia al Hospital Virgen de la Vega, de Salamanca, donde fue intervenido y ayer permanecía reanimación, pero fuera de peligro. Llevaba lesiones en dos o tres vísceras. Se trata de una persona casada con una chica cuyos padres, ya jubilados, son de Fuentesaúco, y que todos los años acude a la villa a pasar unos días de vacaciones. Es por tanto un joven conocido por todos.
También fue atendida una mujer de 47 años, T. V., que presentaba una fractura de fémur y antebrazo, así como una herida en la pierna. Fue ingresada con heridas de consideración en el Clínico de Salamanca. Una hija de esta mujer, M. P. V. de 20 años, también fue atendida por una brecha en la cabeza. Algunas fuentes afirman que ocurrió al chocarse contra una merina cuando el toro arremetía contra el vallado y en el mismo instante en que resultó herida su madre.
Otro herido de consideración fue un joven de 33 años, que recibió una cornada de unos diez centímetros en la zona púbica, «pero que no fue penetrante». Fue intervenido en el mismo Centro de Salud y luego pasó a su domicilio, donde ayer mañana fue visitado por los médicos para comprobar su estado de recuperación.
El reguero de heridos sumó al final ocho personas, aunque los restantes recibieron atención médica por cuestión de golpes o heridas de menor importancia.
El encierro de las tres de la mañana del sábado de Fuentesaúco volvió así a ganarse la fama de peligroso que le acompaña, y cuyos motivos no radican solamente en la bravura de los toros, también en otros factores como el gran número de personas que se arraciman en el trazado del encierro, que en los casos de apuro impiden el rápido escape al resguardo del vallado. Al ser el primer encierro y reina un ambiente ansioso de fiesta y las calles están a rebosar de personal.
En este caso, el toro embistió contra una merina, que estuvo a punto de quebrarse, por lo que el pánico se apoderó de la gente de la zona. Fueron momentos de máxima tensión. Uno de los heridos graves fue recogido por dos personas de la villa, (uno estudiante de medicina y otro caballista) que le taponaron la herida «por donde salía la sangre a borbotones» y le llevaron en volandas al Centro de Salud. Su buena labor fue reconocida por los médicos.
De la peligrosidad de este encierro hablan por sí solos los percances y las desgracias. El pasado año se saldó con la muerte del joven de 19 años I. T. M. que fue corneado con reiteración por un astado en un rincón del recorrido.
Según el parte ofrecido por el Jefe de Servicio de las Asistencia del Centro de Salud de Fuentesaúco el primer en llegar, a las 3,15 horas fue un varón de 43 años, natural de Bilbao, que presentaba una herida penetrante en el abdomen. Fue rápidamente trasladado en ambulancia al Hospital Virgen de la Vega, de Salamanca, donde fue intervenido y ayer permanecía reanimación, pero fuera de peligro. Llevaba lesiones en dos o tres vísceras. Se trata de una persona casada con una chica cuyos padres, ya jubilados, son de Fuentesaúco, y que todos los años acude a la villa a pasar unos días de vacaciones. Es por tanto un joven conocido por todos.
También fue atendida una mujer de 47 años, T. V., que presentaba una fractura de fémur y antebrazo, así como una herida en la pierna. Fue ingresada con heridas de consideración en el Clínico de Salamanca. Una hija de esta mujer, M. P. V. de 20 años, también fue atendida por una brecha en la cabeza. Algunas fuentes afirman que ocurrió al chocarse contra una merina cuando el toro arremetía contra el vallado y en el mismo instante en que resultó herida su madre.
Otro herido de consideración fue un joven de 33 años, que recibió una cornada de unos diez centímetros en la zona púbica, «pero que no fue penetrante». Fue intervenido en el mismo Centro de Salud y luego pasó a su domicilio, donde ayer mañana fue visitado por los médicos para comprobar su estado de recuperación.
El reguero de heridos sumó al final ocho personas, aunque los restantes recibieron atención médica por cuestión de golpes o heridas de menor importancia.
El encierro de las tres de la mañana del sábado de Fuentesaúco volvió así a ganarse la fama de peligroso que le acompaña, y cuyos motivos no radican solamente en la bravura de los toros, también en otros factores como el gran número de personas que se arraciman en el trazado del encierro, que en los casos de apuro impiden el rápido escape al resguardo del vallado. Al ser el primer encierro y reina un ambiente ansioso de fiesta y las calles están a rebosar de personal.
En este caso, el toro embistió contra una merina, que estuvo a punto de quebrarse, por lo que el pánico se apoderó de la gente de la zona. Fueron momentos de máxima tensión. Uno de los heridos graves fue recogido por dos personas de la villa, (uno estudiante de medicina y otro caballista) que le taponaron la herida «por donde salía la sangre a borbotones» y le llevaron en volandas al Centro de Salud. Su buena labor fue reconocida por los médicos.
De la peligrosidad de este encierro hablan por sí solos los percances y las desgracias. El pasado año se saldó con la muerte del joven de 19 años I. T. M. que fue corneado con reiteración por un astado en un rincón del recorrido.