La vida nunca nos dice, ni cuando ni porque, no por ello dejan de fluir los momentos. Ya no eran las 5 de la tarde, en los chiqueros estaban esperando, tal vez sumidos en un sueño... en las puntas de las astas como siempre va la muerte afilando su guadaña. El que siempre espera su oportunidad, o al menos su minuto de gloria, tenía en los chiqueros 5
toros 5 lo más selecto y florido del
campo bravo. Cuántas veces se vistió de luces, solamente para estar detrás del burladero. La desgracia o la suerte,
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