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Vientodel, disculpe mi atrevimiento, solo decirle que la persona llamada Olmo Laflor Riquet, entre muchos otros rasgos a destacar, llevaría impregnado en sus genes, valentía, honestidad, y fortaleza, tan sólo es mi opinión personal, un saludo.
Te esconderé en la cajita que me ha regalado mi tía, así lo hizo. Metió al borriquito en la cajita y la puso en la mesilla al lado de su cama. A la hora de dormir le dijo a su mamá, que no mirara en la cajita, que había un secreto. No miraré, hasta que no deje de ser un secreto. Dijo su mamá. Vera, estaba quedándose dormida. Cuando escuchó unos golpezitos, en la cajita. Encendió la luz de la mesilla y la abrió. Hola Vera, cuando te duermas ¿Te gustaría tener solamente sueños bonitos? Preguntó la figurita. Sí claro, dijo la niña y añadió. Que algunas veces soñaba cosas feas, y me da miedo. Como me despierto llorando, tiene que venir mi mamá. Pues vamos a hacer una cosa, dijo el borriquito. Que cosa.
Preguntó Vera, que lo miraba expectante. Vaciamos las sandías que están en el serón, dentro de la caja. Con cuidado que no las rompamos. Luego me vuelves a poner el serón, y me dejas aquí en la mesilla. Al lado tuyo. Cuando estés dormida y vengan los sueños buenos. yo, dejaré que los tengas. ¿Y los que sean malos? Pregunto, la niña. Esos los cogeré y los meteré en el serón. Nunca más tendrás miedo en sueños, ni te despertarás llorando. Eso, eso. Dijo Verita. Nunca más tuvo sueños feos. Por las mañanas al despertar siempre miraba en el serón. Pues, tenía curiosidad por ver como era los sueños feos, metidos en un serón. Colorín, colorado, este cuento se ha acabado. ... (ver texto completo)
Era una fría tarde de enero, como la calle estaba cubierta de nieve. No se podía salir a jugar al parque, y por ello. Vera estaba enfadada. Su abuela le dijo. No te preocupes, vamos a recoger el nacimiento. Vera, se acercó a él. Para contemplar una vez mas, aquella figuritas que tanto le llamaba la atención. Sobre todo, aquel burrito que iba cargado con sandías. Ella, aunque tenía solo siete años, sabía que en su pueblo no había sandías en el invierno. Pero como el niño Jesús nació muy lejos, allí ... (ver texto completo)
Una vez más el Piñero está de enhorabuena. Acaban de decir en la radio que todo el que quiera un certificado de auténtico ciudadano de El Piñero. Tendrá que pasar por el ambigú instalado en el salón del baile y la señorita que hacía de camarera estos días se lo dispensa. Para su autenticidad, seguido tendrá que ir por casa de la alcaldesa para que se lo firme. Luego por casa del cura parroco, si este se encuentra diciendo misa se lo puede firmar, el primero que pase por la calle. de seguido que vaya ... (ver texto completo)
Diciembre no sería igual sin sus días cortos nieblas y frío. Es de valorar doblemente, que a eso de las siete y cuarto de la tarde, ya noche cerrada. Hubiera un peregrinar hasta el salón de actos del Ayuntamiento el viernes ocho, día de la Purisima El Piñero tiene algo especial.
Es un protector que acoge a sus gentes, cual capa de santo. El veterano, aunque jóven escritor. Presentaba su segundo libro: EN TORO PRENDEN Sin demasiado orden nos explicó su hija Delia, los motivos por los que nos sabían ... (ver texto completo)
Lo que debemos salvar es la enseñanza y la sanidad
¿Vamos a rezar también a la iglesia el santo rosario para salvar a ESPAÑA?
Durante la tarde el sol jugaba a esconderse entre las nubes. Algunas personas, limpian el panteón de sus seres queridos. Según tiempo del deceso, grado de familiar y relación vida con el difunto. Es el dolor que siente la persona que adecenta el monumento funerario. Seguro, que recordarán algunos momentos vividos con aquellos que yacen. Sobre todo, tiempos de la infancia. Un pequeño detalle que le dio un día, y ahora siente como si estuviera pasando. Luego bajarán caminando hasta su casa y los muertos ... (ver texto completo)
Muchas gracias a ambos.
En el viejo caseto, por debajo de la roida puerta. Un ratoncillo contempla como resbala el agua por las hierbas secas, que frondosas crecieron en primavera. Cuando los gorrioncillos que anidaban en el tejado, iban y venían afanosamente para dar de comer a su prole. En aquellos días se escuchaba el alegre trinar de los ruinseñores entre los chopos y álamos. Aguas arriba, unos trescientos metros. Donde cuentan que estuvo un molino de agua. En los días de primavera, una culebra bastardo, recta entre ... (ver texto completo)
Felicitaciones! Me encanta su modo de escribir.
En el viejo caseto, por debajo de la roida puerta. Un ratoncillo contempla como resbala el agua por las hierbas secas, que frondosas crecieron en primavera. Cuando los gorrioncillos que anidaban en el tejado, iban y venían afanosamente para dar de comer a su prole. En aquellos días se escuchaba el alegre trinar de los ruinseñores entre los chopos y álamos. Aguas arriba, unos trescientos metros. Donde cuentan que estuvo un molino de agua. En los días de primavera, una culebra bastardo, recta entre ... (ver texto completo)
Como siempre Vientodel, muy bueno.
En el viejo caseto, por debajo de la roida puerta. Un ratoncillo contempla como resbala el agua por las hierbas secas, que frondosas crecieron en primavera. Cuando los gorrioncillos que anidaban en el tejado, iban y venían afanosamente para dar de comer a su prole. En aquellos días se escuchaba el alegre trinar de los ruinseñores entre los chopos y álamos. Aguas arriba, unos trescientos metros. Donde cuentan que estuvo un molino de agua. En los días de primavera, una culebra bastardo, recta entre ... (ver texto completo)
Dónde habrá llevado el viento aquellos pétalos rojos de las amapolas, y sus diminutas semillas. El nido vacío donde se crió el gorrióncillo. ¿Estará esperando que algún otro pajarillo se acerque el año que viene a poner allí su nidada? Mientras tanto, sigue cayendo la lluvia en el camino de las Carretas, y en los lindones del camino el Bayonal. Se mojan las diminutas pero bellas flores blancas de las espineras, sus hojas permiten que resbale el agua por los tallos con espinas. No lejos de allí, en ... (ver texto completo)
En este día de otoño. Estando detrás del cristal, veo como cae la lluvia. Pienso que sería de aquel amapola, que en los primeros días de junio estaba frondosa, en aquel lindón de al lado del camino el Bayonal con cinco o seis flores rojas. Y a aquel gorrióncillo, que prematuramente saltó de su nido y se refugió en las espineras de al lado de la calle de detrás de la iglesia. Que habrá sido del. En que tenada pasará las noches y un día como hoy. Recuerdo una mañana a últimos de mayo, un zorrillo que ... (ver texto completo)
Cuando el sol es más perezoso por las mañanas, y por las tardes anda más ligero. Es tiempo de que los viñedos queden desposeídos de sus racimos, y en el encinar madure la bellota. Las fiestas de San Miguel quedan en el recuerdo. El macho cabrío de la Legión está enjaezado para el desfile. El esportón de chiqueros da el último cerrojazo quedando en silencio. Atrás quedan sueños in alcanzados, quizás por temores, o que el miedo le atenazó una tarde. A la hora de estar delante del toro, no fuera capaz ... (ver texto completo)