Hay una cierta preocupación por escasez de gorriones. Yo diría que en tiempos eran pajarillos queridos y odiados a la vez. Supongo que muchos de los que nacimos en pueblos nos pasamos bastante tiempo contemplando los pardales por la ventana, mientras ellos picoteaban en el corral entre las gallinas. A la vez, podíamos oír protestar a nuestros mayores de qué comían el grano en las eras y en las tierras de labor cercanas al pueblo. Recuerdo qué una chica de unos 14 o 15 años con palo en una mano y
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Me gusta lo que escribes, Vientodel. En mi
casa somos fanáticos de los gorriones, cuando la
tormenta Filomena tuvimos durante diez días el
patio como una pista de patinaje y le pusimos un cartón muy grande para echarle
comida a los gorriones, miguitas de
pan, trozos que se llevaban a sus
nidos, arroz y hasta pienso de perro, se lo machacamos y todo se lo comían; creo que no se murió ninguno, al contrario, corrieron la voz.
Saludos.