Doy las gracias a John Cheever por su inestimable colaboración en el relato del encuentro con mi padre en la Estación. CONTINUACIÓN
El cuarto establecimiento en el que entramos era italiano.
--Buon giorno --dijo mi padre--. Per favore, possiamo avere due coktail americani, forti, forti. Molto gin, poco vermut.
--No entiendo el italiano --dijo el camarero.
--No me venga con ésas --dijo mi padre--. Entiende usted el italiano y sabe perfectamente bien que lo entiende. Vogliamo due cocktail americani. Subito.
El camarero se alejó y habló con el encargado, que se acercó a nuestra mesa y dijo:
--Lo siento, señor,... En Lubián neste inverno non Chove Miudiño, máis ben o contrario. A VOLTA A LUBIÁN
O 22 de novembro de 1958 cheguei á estación de Lubián no expreso Rías Baixas procedente de Vigo, aquel mesmo día, desembarcara do "Okendo" en viaxe desde Cuba, onde dera remate ó servicio militar que prestara como agregado á Embaixada Española na Habana.
Cando catro anos e medio atrás partira, o ferrocarril a Galicia non era máis que un proxecto en longa obra descontinua que parecía non ter fin. Tres anos traballera eu na trinchera de San Bartolome.
Ao chegar á estación atopeime... .........
En este otro local los camareros vestían americanas de piel de zorro, semejantes a chaquetas de caza, y las paredes estaban adornadas con arneses de caballos y cabezas de animales silvestres disecadas. Había hasta alguna albarda.
Nos sentamos, y mi padre empezó a gritar de nuevo:
-- ¡Que venga el encargado de la jauría! ¿Qué tal los jabalíes este año? Quisiéramos una última copa antes de empezar a cabalgar. Para ser más exactos, dos Bib-kas Geefeaters.
-- ¿Dos bib-kas Geefeaters?--...