Escenario de tristes despedidas, máis tamén de felices reencontros.É doado que non deixe a ninguén indiferente.
La última vez que vi a mi padre fue en la Gran Estación Central del Curisco. Yo venía de estar con mi abuela en Ponte de Xanares, y me dirigía a una casita de campo que mi madre había alquilado en Carnatiño; escribí a mi padre diciéndole que pasaría hora y media en El Curisco debido al cambio de trenes, y preguntándole si podíamos comer juntos. Su secretaria me contestó que se reuniría conmigo en el quiosco de información al mediodía, y cuando aún estaban dando las doce le vi venir a través de la multitud.
Era un extraño para mí --mi madre se había divorciado tres años antes y yo no le había visto desde entonces--, pero tan pronto como lo tuve delante sentí que era mi padre, mi carne y mi sangre, mi futuro y mi fatalidad.
Comprendí que cuando fuera mayor me parecería a él; que tendría que hacer mis planes contando con sus limitaciones. Era un hombre corpulento, bien parecido y me sentí feliz de volver a verlo. Me dio una fuerte palmada en la espalda y me estrechó la mano.
--Hola, Chema --dijo--. Hola, muchacho. Me gustaría que vinieses a mi club, pero está por las calles sesenta, y si tienes que coger un tren enseguida, será mejor que comamos algo por aquí cerca.
Me rodeó con el brazo y aspiré su aroma con la fruición con que mi madre huele una rosa. Era una agradable mezcla de whisky, loción para después del afeitado, betún, traje de lana y el característico olor de un varón de edad madura. Deseé que alguien nos viera juntos. Me hubiese gustado que nos hicieran una fotografía. Quería tener algún testimonio de que habíamos estado juntos.
.../... ¿CONTINUARÁ?.../...
Era un extraño para mí --mi madre se había divorciado tres años antes y yo no le había visto desde entonces--, pero tan pronto como lo tuve delante sentí que era mi padre, mi carne y mi sangre, mi futuro y mi fatalidad.
Comprendí que cuando fuera mayor me parecería a él; que tendría que hacer mis planes contando con sus limitaciones. Era un hombre corpulento, bien parecido y me sentí feliz de volver a verlo. Me dio una fuerte palmada en la espalda y me estrechó la mano.
--Hola, Chema --dijo--. Hola, muchacho. Me gustaría que vinieses a mi club, pero está por las calles sesenta, y si tienes que coger un tren enseguida, será mejor que comamos algo por aquí cerca.
Me rodeó con el brazo y aspiré su aroma con la fruición con que mi madre huele una rosa. Era una agradable mezcla de whisky, loción para después del afeitado, betún, traje de lana y el característico olor de un varón de edad madura. Deseé que alguien nos viera juntos. Me hubiese gustado que nos hicieran una fotografía. Quería tener algún testimonio de que habíamos estado juntos.
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