LUBIAN: Vamos ben, a cousa ponse interesante.

Escenario de tristes despedidas, máis tamén de felices reencontros.É doado que non deixe a ninguén indiferente.

...//...

Seguí a mi padre y entramos en otro restaurante. Esta vez no armó tanto alboroto. Nos trajeron las bebidas, y empezó a someterme a un verdadero interrogatorio sobre la temporada de billarda. Al cabo de un rato golpeó el borde de la copa vacía con el cuchillo y empezó a gritar otra vez:
--Garçon! Cameriere! Kellner! ¡Oiga usted! ¿Le molestaría mucho traernos otros dos de lo mismo?
-- ¿Cuántos años tiene el muchacho? --preguntó el camarero.
--Eso --dijo mi padre-- no es en absoluto de su incumbencia.
--Lo siento, señor --dijo el camarero--, pero no le serviré más bebidas alcohólicas al muchacho.
--De acuerdo, yo también tengo algo que comunicarle --dijo mi padre--. Algo verdaderamente interesante. Sucede que éste no es el único restaurante de El Curisco. Acaban de abrir otro en la esquina. Vámonos, Chema.
Pagó la cuenta, y nos trasladamos de aquél a otro restaurante.

...//...
CONTINUARÁ, pero alguien podría echar una mano.

Vamos ben, a cousa ponse interesante.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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En este otro local los camareros vestían americanas de piel de zorro, semejantes a chaquetas de caza, y las paredes estaban adornadas con arneses de caballos y cabezas de animales silvestres disecadas. Había hasta alguna albarda.
Nos sentamos, y mi padre empezó a gritar de nuevo:
-- ¡Que venga el encargado de la jauría! ¿Qué tal los jabalíes este año? Quisiéramos una última copa antes de empezar a cabalgar. Para ser más exactos, dos Bib-kas Geefeaters.
-- ¿Dos bib-kas Geefeaters?-- ... (ver texto completo)