Ofertas de luz y gas

LUBIAN: CONTINUACIÓN...

En Lubián neste inverno non Chove Miudiño, máis ben o contrario.

CONTINUACIÓN

El cuarto establecimiento en el que entramos era italiano.
--Buon giorno --dijo mi padre--. Per favore, possiamo avere due coktail americani, forti, forti. Molto gin, poco vermut.
--No entiendo el italiano --dijo el camarero.
--No me venga con ésas --dijo mi padre--. Entiende usted el italiano y sabe perfectamente bien que lo entiende. Vogliamo due cocktail americani. Subito.
El camarero se alejó y habló con el encargado, que se acercó a nuestra mesa y dijo:
--Lo siento, señor, pero esta mesa está reservada.
--De acuerdo --dijo mi padre--. Dénos otra.
--Todas las mesas están reservadas --dijo el encargado.
--Ya entiendo --dijo mi padre-- No desean tenernos por clientes, ¿no es eso? Pues váyanse al infierno. Vada all'inferno. Será mejor que nos marchemos, Chema.
--Tengo que coger el tren --dije.
--Lo siento mucho, hijito --dijo mi padre--. Lo siento muchísimo. --Me rodeó con el brazo estrechándome contra si--. Te acompaño a la estación. Si hubiéramos tenido tiempo de ir a mi club...
--No tiene importancia, papá --dije yo.
--Te voy a comprar un periódico --dijo--. Te voy a comprar un periódico para que leas en el tren.
Se acercó a un quiosco y dijo:
--Mi buen amigo, ¿sería usted tan amable como para obsequiarme con uno de sus absurdos e insustanciales periódicos de la tarde? --El vendedor se volvió de espaldas y se puso a contemplar fijamente la portada de una revista--. ¿Es acaso pedir demasiado, señor mío? --dijo mi padre--, ¿es quizá demasiado difícil venderme uno de sus desagradables especímenes de periodismo sensacionalista?
--Me tengo que ir, papá --dije--. Es tarde.
--Espera un momento, hijito --replicó--. Sólo un momento. Estoy esperando a que este sujeto me dé una contestación.
--Hasta la vista, papá --dije, recorrí transversalmente el andén, tomé el tren, y aquélla fue la última vez que vi a mi padre. Han pasado cuarenta y tres años.