Pita…Pitina… Pita, estás estupenda, ¡hay que ver!, tú que abandonaste las pallaregas con las enaguas a la altura de las rodillas reapareces aquí encaramada en lo más alto del paraninfo de la Universidad de Salamanca. Que soltura, que retórica, para que luego digan que entre las pajas no se puede aprender nada.