En la casa de mi infancia, las responsabilidades sociales recaían de manera especial sobre mi señora madre.
La conversación de mi padre apenas iba más allá de las extracciones mineras, pero es cierto que preparaba los cócteles, trinchaba el asado y escanciaba el vino como nadie en el vecindario.
El fuego ardía en la chimenea, había flores sobre las consolas, los muebles y la plata resplandecían; pero nadie sabía ni sospechaba que era Don Telesforo padre quien enceraba las sillas y sacaba brillo a los tenedores.
Tal vez en el cielo le hayan encomendado la tarea de sacar brillo a las almas de los angelitos.
La conversación de mi padre apenas iba más allá de las extracciones mineras, pero es cierto que preparaba los cócteles, trinchaba el asado y escanciaba el vino como nadie en el vecindario.
El fuego ardía en la chimenea, había flores sobre las consolas, los muebles y la plata resplandecían; pero nadie sabía ni sospechaba que era Don Telesforo padre quien enceraba las sillas y sacaba brillo a los tenedores.
Tal vez en el cielo le hayan encomendado la tarea de sacar brillo a las almas de los angelitos.