Me he alegrado mucho leer tu nombre, he sentido como si rebobinase una pelicula guardada en el baul, donde varios nombres revoloteasen, como Ramirin, Rufi, Esteban, Celito, mis primos, Joaquinito etec..nombres ligados a juegos en el barrero, a carreras por la calle Bamba, a escapadas al arroyo o al prado, a cojer higos de la vieja higuera, a voltear las latas de brasas que usabamos en invierno para ir a la escuela y calentarnos los pies, a las guerras de piedras que haciamos con los pocos niños de Bamba, a un sin fin de anecdotas pasadas y olvidadas entre las telarañas de nuestro cerebro y que por azar alguna vez desempolvamos, como esparcir el sombrio polvo de las bodegas hundidas, donde un angel que aun no hombre dejo su vida entre sus entrañas y del que aun recuerdo imagenes pero no su nombre, recordar las frias noches de invierno y que por este tiempo, resonaba la voz de canciones y villancicos, donde la voz de Rufi parecia sobresalir, como los mugidos de la Salina y la Barbera, las vacas de mi abuelo, el cencerro del abuelo de Ramirin para espantar los tordos para que no le comiesen la fruta, la de ir a buscar tierra al barrero para fregarlos utensilios de la cocina, la llegada de nuestros padres del trabajo con sus bicicletas y la de correr desaforados a buscar golosinas los domingos, con la peseta que teniamos de paga, cuando la teniamos.Son tantos los recuerdos, que alborotan los sentidos, como los temidos moscardones que pululaban en el espino en verano, pero al menos recordando, podemos decir que hacemos trabajar a nuestro cerebro, sin necesidad de recurrir a inventos mecanicos, sino a la ilusion vivida, que nadie nos puede quitar.