Con este artilugio mi abuelo paterno, a quien yo no conocí, hacía los zapatos a la gente de Malva por encargo. Todavía se conservan las hormas en mi casa con la numeración de hombre y mujer de la década de 1920 y 30. Os aseguro que los de antes tenían el pie bastante más pequeño y los zapatos, botas y otro tipo de calzado lo tenían que hacer en el pueblo. No todos usaban zapatos, algunos solo tenían alpargatas de esparto o de cartón, o envolvían los pies en tela de saco. Eran otros tiempos, pero ... (ver texto completo)