Volviendo al tema de los
juegos, que propuso JMG, las chicas jugábamos a muchas cosas, entre ellas a peluqueras. Pero a peluqueras de verdad. Una vez estábamos Manoly y yo jugando a ello, tijeras en mano, y me tocó a mí primero ser la peluquera y a ella la clienta, que pa eso estábamos en mi
casa. Con mucho
arte agarré el instrumento y me puse a recortarle el flequillo. Ella, inocente, se puso en mis manos con cierta desconfianza, y con razón, pues menuda
escalera le preparé. Para más inri, la hazaña
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