Como no dejan de dar la matraca con el tema (la verdad es que es mejor que hablen de estas bobadas y no de las habituales desgracias) habrá que seguir la corriente y avivar la polémica (encismar una miaja, quedaría mejor).
Han quedado, por fin, tranquilos todos los
toros de
España. Ya no tendrán que matricularse en ningún curso de catalán como les hubieran exigido de no prohibirse sus corridas en aquel territorio. Tampoco el público tendrá que forzar el morro para gritar ¡ulet! en lugar del muy
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