En otra ocasión, anduvo de farra por
Toro, con su cuñao Funcor y con Miguel. Seguro que se me olvida alguien, pero pa’l caso es lo mismo. Recorrieron todos los
bares que pudieron y cuando no cagaban en la sacristía, lo hacían en el
altar mayor, así que no era de extrañar que terminaran por peteneras y hubiera más que palabras.