Bueno sí, en el salón de casa a 30º permanentes. El cielo, precioso, el suelo, como todos los veranos, dando sus frutos y, entre ambos andamos unos cuantos que no sabemos dónde meternos para no achicharrarnos. A por ella, que luego es tarde. Si a eso le sumamos el regusto de la victoria de Nadal y los 3 golitos de mi Atlético de Madrid, la mañana está chupada. Este verano el cielo está especialmente bonito, lo que hace un poquito menos duro madrugar.