Con una soga doblada
atan la mano siniestra
del que a desatar venía
tantos esclavos con ella.
De sus delicados brazos
tiran juntos con tal fuerza,
que todas las coyunturas
las desencajan y quiebran.
Alma lleguemos ahora
con coyuntura tan buena,
que no la hallaréis mejor
aunque está Cristo sin ella.
atan la mano siniestra
del que a desatar venía
tantos esclavos con ella.
De sus delicados brazos
tiran juntos con tal fuerza,
que todas las coyunturas
las desencajan y quiebran.
Alma lleguemos ahora
con coyuntura tan buena,
que no la hallaréis mejor
aunque está Cristo sin ella.