Por esos años el jazz se desarrolló de varias maneras. Nuevos solistas, como los pianistas Art Tatum y Teddy Wilson y los trompetistas Roy Eldrige y Bunny Berigan, inventaron estilos alternativos. Los arreglos de las Big Bands se tornaron más sofisticados, el Dixieland revivió y fue redescubierto (la Yerba Buena Jazz Band de Lou Watters fue en parte responsable por este renacimiento), y se celebraba el jazz como una parte importante de la cultura norteamericana. Lamentablemente, esta era de oro de popularidad no duraría.