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MALVA: Más curiosidades...

Más curiosidades

Dos ángeles empuñaban la mancera...

Estas dos palabras sintetizan su vida audaz. Oraba mientras hundía la vertedera del arado en los surcos. Rezaba su tarea, como aconsejaba Teresa de Calcula a sus hijas. Era contemplativo en la acción. Labrando la tierra se encendía en amor. Gotas ardientes de sudor surcaban su noble frente, y se confundían con lágrimas del corazón que adoraba a Dios.

Golpes de azada, chirriar de carreta, áureo llover del trigo en la era, le acompañaban siempre. Murmullo de plegaria que se abismaba en Dios en la soledad acogedora del cosmos.

Sus émulos, llenos de envidia que carcome al que la tiene y no mella la virtud ajena, no cejan en la persecución. Le calumnian ante Juan de no rendir en el trabajo, embebido en la oración. Vargas se cerciora de la inocencia de su mayoral, al ver que mientras Isidro labra, dos ángeles empuñaban la mancera y conducían la yunta de bueyes con que araba.