Por cierto, como se avecina la novena y eso, no puedo por menos de acordarme de algo que resulta muy curioso en nuestro pueblo. El baile en la plaza, casi deshabitada y los bares alrededor de la plazuela. ¿No estarían mejor juntos el baile y los bares? Así si se te seca la boca de ligar, puedes invitar a la chica, sin necesidad de tener que coger el metro.
Pues fíjate que curioso que ayer lo pensaba yo. Hay espacio de sobra para la música y para bailar, y estando cerca de los bares, estaría todo el rato con gente.
Y lo que descansaría Miguel, no como ahora, que hasta que no recogen todo el camión de la música no pega ojo.
Mial pobre.
¡Qué sabes tú! Si estuvo a punto de caer en las redes del Arny, de lo desesperao que andao siempre. Se metía en la peña de los de Resty y ahí se desahogaba conque no te digo más.
Menos mal que tuvo fortaleza de espíritu y no cayó.
Si lo llegas a ver. De repente, se nos perdía y ya sabíamos dónde teníamos que ir a buscarlo: al Arny. Entrabas y lo pillabas subido en un bidón, con una música que levantaba las tejas y bailando como una gogó, con los cascos puestos y todo.
Quién lo diría.... un padre de familia.