Leyendas de Zamora
SAN ATILANO
Hace mucho tiempo -a mediados del siglo X- nace en Tarazona, en el seno de una familia noble, el protagonista de esta historia.
Durante su infancia y más tarde en su adolescencia es instruido en los distintos ámbitos del saber y de las armas, donde en todos destaca por su constancia y destreza, si bien es la religión la que despierta en él un especial fervor.
Con los años su vocación se hace más intensa lo que le impulsa a irse a la comarca de la Cabrera, en el reino de León, donde monjes eremitas se dedican a orar.
Es en esta región donde entabla amistad con Froilan, un joven ermitaño que vive, desde hace algún tiempo, en una de las cuevas que hay repartidas por la zona.
La bondad y la santidad tanto de Froilán como de Atilano llegan tan lejos que, primero por orden del rey, fundan monasterios y después, por orden del Papa, son investidos obispos: Froilán de León y Atilano de Zamora.
SAN ATILANO
Hace mucho tiempo -a mediados del siglo X- nace en Tarazona, en el seno de una familia noble, el protagonista de esta historia.
Durante su infancia y más tarde en su adolescencia es instruido en los distintos ámbitos del saber y de las armas, donde en todos destaca por su constancia y destreza, si bien es la religión la que despierta en él un especial fervor.
Con los años su vocación se hace más intensa lo que le impulsa a irse a la comarca de la Cabrera, en el reino de León, donde monjes eremitas se dedican a orar.
Es en esta región donde entabla amistad con Froilan, un joven ermitaño que vive, desde hace algún tiempo, en una de las cuevas que hay repartidas por la zona.
La bondad y la santidad tanto de Froilán como de Atilano llegan tan lejos que, primero por orden del rey, fundan monasterios y después, por orden del Papa, son investidos obispos: Froilán de León y Atilano de Zamora.