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MALVA: A uno le cuesta ponerse a escribir sobre el tema por...

A uno le cuesta ponerse a escribir sobre el tema por temor a pasarse en algunas cosas y a quedarse corto en otras. Además es que no hay palabras para expresar lo que se siente delante de… un humilde relleno, por ejemplo. “Contri” más si ese relleno está esperando acomodarse encima de un montón de garbanzos, adornado con unos cachos de berza. Un estudioso del arte se referiría, a un plato así, como una catedral cuyos pilares son los garbanzos, los capiteles la berza y la vidriera central el relleno. Si yo fuera Gaudí, habría espolvoreado todo eso con un poco de pimentón picante y con un asperges de aceite. ¡Válgame la Sagrada Familia!
Antes de llegar a esa catedral, el plato de sopa que nos encalomamos entraba como un vino en la Plaza Mayor de Salamanca, de superior. Y al salir de ella nos vimos rodeados por un surtido de delicias de marrano, cada una de una parte distinta del pobre animal, pero a cual más apetitosa. Aquellas fuentes de carne parecían tascas del barrio viejo de alguna ciudad especializadas cada una en un pincho distinto. El tocino cocido parecía una ración de anchoas de Santoña, el entrepuesto era como un pincho moruno de Zamora, el coto como un plato de “5 jotas” y el espinazo como una de rabo de toro cordobés. ¡Cómo pa perderse un rato de alterne como ese!
Se llega uno a cansar de dar patadas haciendo turismo pero, siendo Adela la guía, te prepara una tanda (o tunda) de postres y ya te estas levantando de la silla para seguir viendo monumentos. Yo, que lo tengo reciente, no sabría si quedarme con el Teide o con una tajada de leche frita, con la Manga del Mar Menor o con un cazo de leche de arroz, con Puerto Banús o con un soplillo... Menos mal que nadie dijo nada de los conuchos, sino todavía estamos allí arrebañando platos.
A media tarde, si te dejan las carcajadas, piensas: “Tengo que sacar una semana, por lo menos, pa irme a la playa como sea. Y menos mal que dando esta miaja paseo, quemamos lo que hemos comido, que si no…”. Que si no ¿qué?. En cuanto oscurece una miaja, se presenta Adela con unas sopas de ajo, unos huevos con patatas fritas y unos cachos de chorizo de ese que lo abrazas con dos trozos de pan, del cantero, y empieza a llorar una especie de sangre divina, antes de sacar las sobras del mediodía y mandas la playa más lejos de lo que está.
Yo me pensaría mucho perderme un fin de semana de agosto en Malva con una gente tan simpática, tan guapa, tan cachonda, tan… buena gente ¡coño! Es más, deberíamos pensar en arrimar unos tamborilero de día y una discomóvil de noche a toda esta comida, bebida y buena compañía y hacemos un fiestón de aquí te espero. La inauguramos el viernes subiendo todos a Montote a danzar una “haka” y la clausuramos el domingo repitiéndola en la plaza.
Pero claro, con todo, lo mejor de los viajes es la compañía que llevas y la que te encuentras. Lo mismo da el personal del mostrador de recepción que el del ofice. No nos falta ninguna atención por su parte. Así que, Adela, Pedro, Josefa, Celia, Víctor, Fito, Carmen, Elisa, … ¡Felicidades!
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Heli y felicidades a ti por esta parrafada tan cojunud..... describiendo el cocido como tu no hay nadie