Montse, tienes razón, ahora nos hemos vuelto muy sensibles y nos molesta "casi todo".
Yo me acuerdo de los niños que tenía que soportar cada día la Sra Oliva cuando íbamos a la
escuela y los que soporaban nuestros respectivos vecinos cuando nos quedábamos jugando en
verano en la
calle por la
noche y la gente tenía que madrugar para ir a acarrear. Nadie se quejaba de nosotros. Pero la vida nos cambia