César a pesar de no pasar por buenos momentos en su estancia en dicho hospital,- pues perdió a una de sus pequeñas-, tuvo un comportamiento ejemplar no solo con todo el personal sanitario, sino con todos los niños ingresados en el servicio contiguo de pediatría, firmándoles camisetas de su equipo y consiguiéndole una del barca a una de las niñas que padecía de anorexia, para intentar que comiera.