Corría el año 1962 cuando un reducido grupo de amigos comenzó a celebrar la festividad de San Antón y cenar la tradicional sanantonada. Ángel Centeno es uno de aquellos hombres. «Mi abuelo, Bernardo Ramos, ya se reunía con sus amigos esa jornada en la carpintería que regentaba donde comían las alubias con morro. Al fallecer desapareció la costumbre. Años más tarde comencé a reunirme el 17 de enero con mis amigos», explica. Lo que iniciaron media docena de hombres, poco a poco fue aumentando y medio siglo más tarde concita a 40 personas, tanto hombres como mujeres, que junto al burro «Bolinche» integran la «cofradía del cencerro», nombre que adoptaron al desfilar con una esquila.