Las chicas os ayudábamos y mucho. Éramos las que hacíamos el acopio de cantos, terrones y trenzas de juncos o ramas para esquivar las piedras del contrario. La carretera aún no estabsa asfaltada y teníamos que entresacar los cantos de buen tamaño para que no pesaran y pudiérais lanzarlos más lejos. Aunque de cerca también tirábamos nosotras.
A los de Bustillo no les ayudaban las chicas, así que es normal que ganárais siempre los de Malva. Y alguna vez alguno salió mal parado, o sino que se lo pregunten a Jesus el de Mirilo.
Y paradojas de la vida, acabamos llevándonos bien las chicas con los de bustilo a medida que íbamos creciendo, incluso bailando en las fiestas y todo.
A los de Bustillo no les ayudaban las chicas, así que es normal que ganárais siempre los de Malva. Y alguna vez alguno salió mal parado, o sino que se lo pregunten a Jesus el de Mirilo.
Y paradojas de la vida, acabamos llevándonos bien las chicas con los de bustilo a medida que íbamos creciendo, incluso bailando en las fiestas y todo.